sábado, 3 de octubre de 2009

Alguien me dijo una vez...

"No te lo puedo decir de otra forma, es apasionante...". Stop!. Qué? Who? What? Pero, qué pasa acá? Cada mente lleva su proyecto hacia la cúspide nítida de la imágen, algunos la resuelven, otros la persiguen, y hay quienes, como yo, que entrecierra los ojos constantemente, el sol es demasiado fuerte. Y es verdad (desde éste lapso relativo), no puede haber otra forma de decirlo, pero está presentado. Inmanente y fugáz.

"Tengo un mal de alturas,
y aquí vuelan pájaros de oro"


Conformado el caos existencial de no tener ni la más pálida confirmación absolutamente de nada (he llegado a negar mi propia alegría - muy común-) las ideas no dejan de flotar en el aire; se desvanecen solamente para reencarnar en otras, sueño repetido.
La metáfora no se me fue al carajo vaya a saberse por qué. En fin, la tempestad no deja de estar actualizada, y en ése no dejar se vuelve negativa de la negación.

Estoy al filo de la resignación.
Debe ser el hábito,
de esperar que algo quiebre el unísono.


El asombramiento crece con las distancias; y éste sindesplegar se vuelve monótono.

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