Voy a comenzar el último relato de las idas al Parque Urquiza con la iniciativa Punto Naranja, pero voy a dejar entre líneas, antes, la profunda desazón que siento en este momento (y este momento se hace largo... ya van tres días que quiero terminar de decifrar lo que me pasa). Hace años que me siento así, desde que tengo uso de registro de mi misma, y siempre me pasa esto.
Idea. Rumeo. Preparación. Rumeo. Vergüenza. Sorpresa. Visión. Rumeo. Quiebre. Decepción.
El jueves por la tarde fui al Ejército de Salvación, y allí adquirí una jarrita plástica transparente, en donde tenía la idea de "ir exprimiendo e ir enfriando", algo que se me ocurrió mientras estaba en el puestito. Como se mandaban a tomar el vaso apenas exprimido, estaba caliente (porque el hielo no enfría tan rápido a tan alta temperatura ambiental) y lo sentían ácido. Así, con este nuevo elemento obtenido por solo $5, solucionaría un problema uniendo dos procesos en un mismo momento.
Cuando llegué a casa, no pude nuevamente armarme de un transporte personal y quise tirar tooooodo a la mierda!!. Y lo dejé para el viernes. Éste viernes, a la vuelta de la casa de Chechu, donde había ido a ver si nos poníamos a estudiar metodología para rendir, encontré un cajón de madera enterito, y me lo enganché al portaequipajes en la bici y llegué a casa.
Probé de varias maneras. Probé tanto que hasta Gladys, una vecina que por cuyo nombre se puede sospechar por qué no le hablo, vino a ayudarme a tener la bici y equilibrar los pesos. Y así se me fue el viernes... pero estaba satisfecha. Había podido armarme sola!! Al Fin!!! Hasta di una vuelta de manzana para ver si funcionaba, y aunque tambaleaba, me sentía super super segura. FELICIDAD.
El sábado terminé un trabajo de gráfica para S.O.E.M.E. , y emprendí la tarea de armado del trasporte propio, y partí al encuentro de La Fluvial. Pareció una señal, definitivamente. Apenas salí, ni llegué a la esquina y se me cayó todo. Un estruendo, no entendí nada. Me arrimé al cordón de la vereda y empecé a juntar las cosas, que tanto no se habían desparramado y las metí en casa. Lo único que atiné a decir fue : "Eva, me voy a dar una vuelta porque sino me doy la cabeza contra las paredes". Y me fui, a lo de Gaby, a compartir mi luto.
Cuando volví, revisé cómo estaban las cosas y la exprimidora estaba rota. Se le partió el pie. Una gadorcha de $200. Y creo que en total se me fueron $400, mas o menos.
Lo importante es que me saqué la idea de la cabeza, con esfuerzo, traspirando y poniendo la carita. Me queda la duda de que tal vez no le puse más dedicación, o más buena leche, o lo que fuere que me faltó, pero quedo contenta. Lo intenté.
Gracias Naranja!
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